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Y Babilonia cayó de repente
y se rompió: ¡llorad por ella!
Traed bálsamo para sus heridas,
tal vez la podamos curar.
Quisimos curar a Babilonia,
pero es imposible: ¡dejadla,
vayamos cada cual a nuestra tierra!
Pues su condena llega hasta el cielo,
alcanza la altura de las nubes.
10 El Señor ha sentenciado a nuestro favor;
vamos, contaremos en Sión
la hazaña del Señor, nuestro Dios.

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